JHS
Siempre me dijeron
que yo te había entregado
y que por haberte entregado
te fundieron a golpes con la Cruz.
Siempre me dijeron
que había sido culpa mía
y que por salvar la vida mía
tú regalaste un Sacrifio de Luz.
Lo que nunca me dijeron
y no entiendo todavía
es que yo podía entregarte
nuevamente cada día.
Y lejos de sentirme culpable
puedo mirarme en tus ojos,
que me miran cuando miro a tu pueblo
confesarte de manera plena
con manos cerradas y labios abiertos.
Ayer te entregué vivo
para que murieras injustamente.
Hoy te entrego Vivo
para que vivamos eternamente.
Bendita sea la culpa de entregarte un día
para que pudiera entregarte, todos los días.