Por Encima de las Pequeñeces Humanas
*** Este tampoco quedó como quería. Me ha pasado a menudo últimamente. Presiento que cuando esto me sucede, imprimo cierta dosis adicional y necesaria de sinceridad, no disfrazada en fraseos elaborados... que bueno... ***
Es curioso como los seres humanos nos quejamos de cuantas pequeñeces aparecen en nuestro camino y no nos damos cuenta de lo bendecidos que somos. Es como si fueramos "A prueba de Bendiciones."
El ser Padre -o madre- definitivamente es algo que te cambia la vida. Pero no es como todo el mundo dice. Es una experiencia única y personal. Unica, porque no han existido 2 padres ni 2 madres ni 2 niños iguales. Personal, porque nadie puede explicarlo. Hay que vivirlo y cada quién lo vive diferente.
Es muy común que en estas situaciones a los nuevos padres nos embarguen muchísimos sentimientos. Amor, cariño, orgullo, inseguridad, temor, miedo, pánico, duda, incertidumbre, etc.
A menudo me pregunto -y lo comento con mi esposa- si seré un buen padre. Si verdaderamente estoy preparado. Si lo poco o lo mucho que hago es suficiente... y entre tantas cuestionantes, se pasan los días.
Hoy mismo tuve uno de esos episodios justo antes de salir a comprar algo al Supermercado. Mw fui con esa y pensé que todo quedaría ahí. Cuando llegué al Super, ya era de noche. Poca gente, mucho parqueo. "Qué suerte!", pensé.
Entré, como de costumbre pasillé por el local completo estudiando cuidadosamente cada artículo en las góndolas, para asegurarme no cometer el Pecado Mortal de que se me olvidara algo o de no comprar algo que "hace falta" (aunque no esté en la lista).
Cuando llegué a Caja, creí que terminaría la rutina como otra compra más... que poca Fe....
En ese momento, vi entrar a un hombre, evidente padre de una hermosa niña que andaba a su lado tomada de la mano. Un hombre joven, esbelto, bien vestido. Una niña graciosa, inocente, feliz. Hasta aquí parece la escena de cualquier día, excepto que aquel señor era manco. Le faltaba su brazo derecho.
Cuando lo vi pensé, "Vaya Señor, que forma tan peculiar de responderme. Mira ese hombre. Le falta un brazo! y aún así pudo criar a su niña y brindarle todo lo que necesitaba." Hice mi mejor esfuerzo por conmoverme, pero la razón opacó a los sentimientos y me quedé solo con el pensamiento.
Pues como por arte de magia, en menos de 2 minutos se aparece el hombre con la niña, detrás de mi en la caja. 24 Cajas y el tenía que venir a la mia. Inmediatamente pensé "OK Señor. Yo sé que no me conmoví, pero entendí tu mensaje. Perdóname por pensar tantas tonterías." Pues luego peco de curioso y me fijo en su compra: Leche (para la niña), Chocolate (para la niña), Azúcar (para la niña) y navajas (obvio que para El). Practicamente todo era para la niña.
Con una mezcla de conmoción, emoción, confusión y... Sión, me fui hacia mi vehículo creyendo que aquella galleta sutilmente intensa del Padre había terminado, solo para darme cuenta justa al salir del parqueo, que este hombre además de todo, andaba manejando un Mercedes Benz. Una especie de último recordatorio, por si todavía no había entendido el mensaje...
No pude sentirme más pequeño, ante semejante muestra de grandeza... y recordé que yo no soy quién para dudar de mis propias capacidades, pues estas me han sido dadas por Dios. El sólo hecho de saber y reconocer que lo que tengo y lo que soy es por consecuencia de su Amor, es garantía suficiente de que todo va a estar bien.
Pido perdón, por no tener la Fe de creer que el sólo hecho de ser Tu hijo, es cualidad suficiente para saberme capaz de manejar contigo cualquier reto que la vida me presente.
Doy Gracias porque cuando las circunstancias se esmeran en arrollarnos y hacernos sentir inferiores, Tú nos engrandeces con tu Amor, por encima de las pequeñeces humanas.